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*/Microeditorial dedicada a transformar el acto de parir en libros. Un registro para atesorar, revivir, traspasar y reivindicar.

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By: Mamífera 4 septiembre, 201712 junio, 2020
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Transformamos en una historia escrita tu parto y trabajo de parto / Un registro para atesorar, revivir, traspasar y reivindicar /

El reportaje que inspiró Mamífera

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Cuando llega la ola 🌊 /
LA PALABRA HABLADA COMO SEMILLA ✨ / Violeta, el viaje hacia ti, fue un libro especial por varias razones. Después de tres años de darle forma a este proyecto, a mediados de julio, cuando por fin me atreví a compartirlo, @rosarioyanez fue la primera en escribirme. Entrevistarla fue corroborar el impulso que me condujo a Mamífera: el valor de ese sencillo, pero sensible ejercicio de recordar y registrar, especialmente cuando es compartido por y entre mujeres. Que la palabra hablada sea nuestra semilla y el feminismo un lugar certero y amable donde plantar la sabiduría y experiencia de las que estuvieron antes. Para sanar en lo colectivo. Para visibilizar esa fuerza alucinante y cósmica que se manifiesta en todo animal gestante. Para reivindicar la violencia de género también ejercida en el parir y el nacer, donde siempre regreso para comprender y reconocer el linaje de mujeres al que pertenezco. Gracias a @rosarioyanez por confiar y ser paciente, a la @anto.orrego por involucrarse desde un comienzo en el diseño y a Leonora (@leophophora) , por su amable disposición a compartir sus conocimientos y por coser con sus manos este libro. Año turbulento, año inquieto, que culminas abriendo un enorme camino (💚✊🏼), te despido sembrando. Y sembrándome también.
Linaje materno, en la oscuridad te invoco, en la luz te habito 🌘 / “Durante dos días, cuando la luz de la luna comenzaba a colarse en mi casa, pude sentir cómo mis contracciones se alineaban intensas, cada cinco, cada cuatro, cada tres minutos. Pero al salir los primeros rayos de sol todo en mí se estancaba. Lo que mi cuerpo necesitaba para parir era estar en penumbra. Y para fingir que era de noche, esa tercera mañana Iber, mi compañero, cubrió cada una de las ventanas con frazadas. Afuera claro, adentro oscuro, sentada sobre una pelota desayunamos juntos. Esa tarde prendimos velas y rezamos. Y cuando se hizo de noche otra vez, en voz alta le leí a Iber una carta, en la que le pedí ante todo confianza en mi cuerpo. A las cuatro de la mañana de ese domingo, después de sesenta horas en trabajo de parto, mi ansiedad le ganó a mi cuerpo y quise irme a la clínica. Metida en una piscina, con dilatación completa, visualicé el momento expulsivo. Pero mi hija no estaba encajada. ‘Tenemos que hacer que esto avance’, dijo el ginecólogo de turno. Presionada accedí a la oxitocina, que a medida que se incorporaba a mi cuerpo volvía cada contracción más agresiva. ‘Vamos a tener que romper membrana’, intervino otra vez, pero no tuve la fuerza para negarme. ‘Si esto no avanza tendrás que considerar una cesárea’, continuó. Entonces, instintivamente, invoqué a las mujeres que parieron antes de mí. Abuela paterna, tú que pariste doce veces, dame tu sabiduría. Abuela materna, tú que pariste seis veces, entrégame tu fuerza. En cuestión de segundos, de un salto me levanté de la camilla, ejercité mi cuerpo tirando de una cuerda, vomité de cansancio y pedí la epidural. Consciente de ese último intento decreté que lo lograría. Sentada, con los pies colgando, en diez minutos pujé cuatro veces. Y cuando sentí su cabeza entre mis piernas, me recorrió el poder de mi linaje. Linaje materno, en la oscuridad te invoco, en la luz te habito”.
Soy género herido, que desde el dolor renace 🥀 // “Eres sensible, todo te duele, nunca podrás parir así, me dijeron cuando decidí recibir a mi hijo Aukan en mi casa, sin intervenciones, acompañada por una matrona, a minutos de un hospital. Soy género herido, inculcado con miedo, enseñado a ausentarse ante el dolor. Mientras menos sientas parir, me dijeron, será mejor. Mientras más rápido nazca tu hijx, me repitieron, será más fácil. Y nos llenan la cabeza de fantasmas y limitaciones, que ese día abracé con dolor.
*/el proyecto🌹—En un histórico octubre, de poderosa metamorfosis, a medida comienza a escribirse una constitución colectiva y paritaria (✊🏽🔥), cobra sentido replegarse al origen, a ese brote primero, para desde allí transformarnos. Parir y nacer, ¿cuántas huellas y duelos se imprimen en ese instante, en el que una mujer expulsa el feto que tiene en su vientre? Mamífera es una microeditorial incipiente dedicada a transformar el acto de parir en libros. Registramos relatos de parturientas para reivindicar la medicalización del parto, el control de los cuerpos gestantes y la institucionalizada negación y desconfianza hacia la capacidad y experiencia de la mujer que da vida. Registramos para atesorar el pálpito de las emociones. Para traspasar entre mujeres la.sabiduría del dolor. Y para visibilizar la fuerza física animal que habita, innata, en el acto de parir, de tantas capas y formas como cada parturienta que habita la tierra.
Seis días con Olivia ✨ / “Tenía seis meses de embarazo cuando supe que mi hija Olivia se iba a morir. Trisomía 13, confirmo el ecógrafo. Venía con un onfalocele, un defecto congénito que provocó que su estómago se desarrollara por fuera de su cuerpo, como en un globito. Y sus riñones venían en herradura, unidos por la parte superior. Adentro mío, el día del parto u horas después de nacer, mi hija se iba a morir. Yo viviría con esa pena para siempre. Y con cada segundo que quisiera regalarnos, también. En la semana cuarenta, el lunes 29 de agosto de 2016 a las ocho de la mañana, comenzó mi trabajo de parto.
¿De qué se trata? ✨ / A través de entrevistas personales te guiamos en un viaje a los recuerdos y las emociones de tu parto, desde las primeras contracciones hasta el nacimiento de tu hijx. En la voz de sus protagonistas recopilamos las luces y las sombras: lo intuitivo, lo espontáneo y lo animal. El dolor y los miedos. El poder de nuestros cuerpos. Con tu testimonio construimos un relato único. Una historia escrita que describa, conserve y resignifique ese instante para siempre en un libro. 
Encarga o regala un Mamífera 💫 / A Nicolás lo entrevisté en 2017, casi un año después del nacimiento de León, su primer hijo. Catalina, su compañera, había registrado varios detalles de su trabajo de parto y parto, del que Nicolás fue testigo desde el primer hasta el último momento. Cuando León cumplió un año Nicolás quiso regalarle a Catalina y a su hijo un relato pequeño, pero significativo, que complementara la vivencia de Catalina inmortalizando cómo fue observarla y acompañarla, y transitar y participar de ese día. Catalina lo guardó junto con sus anotaciones para que cuando León crezca sepa cómo fue el día en el que llegó al mundo.
En los ojos de papá 👁️ / Apoyado en sus puños y pies, Nicolás se encorvó como un gorila delante de Catalina, dándole la espalda. Ella pasó sus brazos alrededor del cuello de él y se dejó caer encima. Así, pegados, como si fueran uno solo, avanzaron en cuatro patas por los pasillos de la clínica hasta llegar a la pieza. En el borde de la camilla se sentó Nicolás y delante de él, apenas en la punta, se apoyó Catalina. Con todas sus fuerzas Nicolás se colgó de un arco de metal que caía del techo. Catalina se afirmó de los brazos de él y pujó. "Siento la fuerza desbandada que ella ejerce sobre mis brazos. Cuando pasa la contracción ella tirita y vocaliza como en un llanto. ‘Cata, puja, se viene’, le dice la doula. Puedo escucharte llorar León. Estás aquí, sobre el pecho de tu madre. Me miras de reojo, yo lloro como un niño y siento cómo me enamoro otra vez".

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